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Cuando elegimos relacionarnos sexo-afectivamente con alguien, inevitablemente debemos consensuar pactos y contratos para podesr desarrollar sanamente la vida en pareja sin perder de vista el bienestar y comodidad propio. La infidelidad es la violación de esos acuerdos e implica una traición a la confianza depositada en la pareja, sobre todo en las monogámicas.
Sin embargo, no necesariamente implica el fin del vínculo, sino que muchas veces se pondera el afecto y se lleva a reconfigurar cuales son los códigos que lo construyen para sostener la relación. Las parejas recurren a distintos métodos y en muchos de esos casos se plantea abrir la pareja.
La terapeuta Belén Humenczuk es miembro del consultorio virtual Psicología On The Go que está especializado en infidelidad, y en comunicación con Radio 7 habló sobre las consecuencias que trae en los vínculos este tipo de decisiones. Al respecto, la psicóloga fue contundente: «No hay confianza después de una infidelidad y hay que ver si el deseo de abrir la pareja es realmente genuino o es una estrategia para salvar la pareja, por lo tanto no es recomendable».
Humenczuk explicó que al momento de elegir con quién compartir la vida tiene que ser alguien que vea las relaciones de la misma manera. » Si estoy con alguien que no cree en relaciones abiertas y yo sí, seguramente no puedo tener una relación sana ni compatible».
Los conflictos que más aparecen al momento de las consultas por parte de los pacientes tiene que ver con quien fue infiel y quiere reconstruir la pareja, también quién sufrió la traición o una pareja que de común acuerdo busca recomponer el vínculo.
La mayoría de las parejas que asisten al consultorio, explica la profesional, rondan en las edades de 35 a 45 años y son relaciones o matrimonios de más de diez años, aún con hijos a cargo, lo que es un factor que influye al momento de elegir sobre continuar o no. Es más común encontrar la infidelidad en parejas con familias conformadas con deseos de continuar en la monogamia que aquellas que quieren abrir el vínculo.
Cabe agregar que actualmente no hay una brecha diferenciada entre hombres y mujeres con respecto a quién es más infiel. A través de todos los cambios culturales y con la mujer ocupando espacios en la escena pública como laboral y social tanto en la vida real como en la virtualidad, la oportunidad de encuentro con personas por fuera de la pareja es aún mayor, incluso sin salir de casa.
Humenczuk explicó que en estos casos lo mejor es la comunicación y confianza, dejar en claro los acuerdos ya que se van a tener que debatir todo el tiempo las emociones y los límites. La mayoría de las personas fueron criadas en relaciones monogámicas, lo que hace que las normas en vínculos abiertos sea algo por descubrir.