Valentina ingresó a la clínica el pasado 11 de julio para la operación, programada desde hacía tiempo debido a la detección de la hernia cuando la niña tenía un año. La intervención fue realizada por el mismo médico que la había atendido desde el diagnóstico. Según Vallejos, la cirugía en sí fue un éxito, pero al finalizar, la niña sufrió complicaciones que llevaron a su ingreso a terapia intensiva.
Durante la tarde del mismo jueves, los médicos intentaron despertar a Valentina, quien comenzó a convulsionar y a mostrar signos de un «mal despertar», un término médico usado por los profesionales. Tras realizarle una tomografía, se descartó un sangrado cerebral. Sin embargo, estudios posteriores revelaron que Valentina había sufrido falta de oxígeno en el cerebro, resultando en daños irreparables.
«La operación en sí salió bien, pero algo ocurrió dentro de la clínica que no sabemos. Los médicos no nos dan respuestas claras», expresó Vallejos con evidente frustración. Además, la familia ha denunciado el manejo de la situación por parte del anestesista, quien no apareció hasta el sábado, dos días después de la operación, para informar que la niña había sufrido un paro.
Valentina fue desconectada del respirador el pasado martes, confirmándose su fallecimiento. La autopsia aún no ha sido realizada, pero los médicos forenses están analizando toda la historia clínica de la niña para proceder con ella. La familia ha presentado una denuncia formal ante la justicia, buscando respuestas y responsabilización por lo sucedido.
«Necesitamos justicia por mi sobrina. Esto no debería haber pasado y no quiero que le ocurra a otra familia«, manifestó Vallejos entre lágrimas. La clínica ha mantenido silencio sobre el incidente, lo que ha aumentado la desesperación de la familia en su búsqueda de explicaciones.
El caso ha generado una profunda conmoción en la comunidad local, destacando la urgencia de una investigación exhaustiva para esclarecer los hechos y prevenir futuros casos de mala praxis. Valentina, una niña alegre y querida por sus compañeros, había sido abanderada en su escuela poco antes de la operación, un reflejo de su carácter y amor por la vida.
La justicia de Río Negro tiene en sus manos la responsabilidad de investigar y aclarar este trágico suceso, que ha dejado una marca imborrable en la familia y en todos aquellos que conocieron a Valentina.