Los resultados de la ampliación de autopsia del cuerpo del soldado Pablo Córdoba descartaron la teoría de suicidio que barajaba la investigación. Los mismos arrojaron que cualquiera de los dos disparos efectuados en su cabeza lo inhabilitaron de realizar «cualquier movimiento o acto consciente».

También la pericia de pólvora dio resultados negativos en los seis puntos que se analizaron: las palmas de ambas manos, dorso y vendas.

Pese a que los resultados no pudieron determinar científicamente cuál de los dos proyectiles causó su muerte, se informó que ambos presentan entidad suficiente para determinar su deceso.

Cabe recodar que, según los primeros informes, el cadáver presentaba dos orificios de entrada y dos orificios de salida con proyectiles de arma de fuego. Estas conclusiones se conocieron un mes después del día de la primera autopsia, la cual se realizó al día siguiente de su muerte.

Por aquel entonces, los resultados manifestaban que el cuerpo presentaba un orificio de entrada de un proyectil de fusil FAL, ubicado en la región infra mentoniana con trayecto interno y orificio de salida en región frontal.

El otro orificio, también de un proyectil de fusil FAL, tenía su entrada en la región temporoparietal derecha con trayecto interno craneal y orificio de salida al nivel del parietal izquierdo.

En la ampliación de la autopsia se sostiene que por las trayectorias de los disparos «puede inferirse que el descrito en la región inframentoniana podría haber sido producido en primera instancia». También, se indicó que cualquiera de los dos disparos lo inhabilitó para realizar «cualquier movimiento o acto consciente» por el daño cerebral producido.

La muerte del soldado Pablo Córdoba ocurrió el pasado 1 de junio en el Regimiento de Zapala. La causa está caratulada como «muerte dudosa», mientras que la familia pide que se cambie a «homicidio» y denuncian irregularidades en la investigación.