El mandatario provincial aprovechó la oportunidad para realizar un balance de sus primeros nueve meses de gestión y presentar su plan para los próximos años. El eje central de su discurso estuvo marcado por la transparencia, la austeridad y la redistribución de recursos. Según sus palabras, Neuquén está en un momento clave que requiere de un equipo comprometido y preparado para los desafíos que se avecinan.
El fin de la vieja política
Figueroa dejó claro desde el inicio del encuentro que su gestión no seguiría los pasos de las administraciones anteriores. “No estamos acá para hablar de política partidaria ni para pedir votos seguros”, afirmó tajantemente. En su crítica a la gestión de Omar Gutiérrez, el gobernador cuestionó las decisiones que permitieron que la Provincia asumiera obras que debían ser responsabilidad de los municipios, acusando a las anteriores administraciones de realizar estas acciones con fines electorales.
El gobernador también señaló que en los últimos años la obra pública en Neuquén estuvo «cartelizada», con sobrecostos en proyectos que favorecieron a ciertas empresas y perjudicaron a la provincia. Como ejemplo, mencionó que «el kilómetro de asfalto llegó a costar el doble que en otros lugares» y se comprometió a que en su gestión no habrá lugar para esas prácticas.
Un plan de obras ambicioso
El gobernador detalló su ambicioso plan de obra pública, que incluye 600 kilómetros de rutas, la construcción de 115 nuevas infraestructuras educativas, con 48 edificios escolares nuevos y 50 edificios de salud, entre hospitales y centros de atención primaria. “De qué nos sirve tener plata en el banco si hay gente que tiene necesidad», expresó Figueroa, en un claro mensaje sobre la importancia de redistribuir los recursos provinciales para mejorar la calidad de vida de los neuquinos.
Cero coima: una gestión transparente
Uno de los puntos más fuertes del discurso fue el compromiso del gobernador con la transparencia. Figueroa lanzó un mensaje contundente a su equipo: «Cero coima». Afirmó que no tolerará ninguna irregularidad en la gestión de los fondos públicos y aseguró que cualquier funcionario que pida sobornos será despedido y denunciado. «No solo lo voy a echar, sino que me voy a encargar de que enfrente a la justicia», advirtió.
Esta medida, explicó Figueroa, es parte de su compromiso de ordenar las cuentas públicas y poner fin a las prácticas corruptas que, según él, caracterizaron a las gestiones anteriores. Como resultado de esta política de austeridad, el gobernador aseguró que la provincia logrará ahorrar más de 800 millones de dólares este año.
Un funcionario afuera: el caso Carnevale
El encuentro también sirvió para enviar un mensaje interno sobre la disciplina y el compromiso que Figueroa espera de su equipo. En una escena sorpresiva, el gobernador despidió en vivo a un funcionario, identificado como Carnevale, quien, según relató Figueroa, se negó a asistir a una reunión porque creyó que era un encuentro partidario. “Es su último día de trabajo”, sentenció el mandatario, dejando claro que no hay lugar en su gobierno para quienes no compartan su visión de responsabilidad y compromiso.
El desafío de un Neuquén pos Vaca Muerta
Figueroa también habló sobre los desafíos que enfrenta la provincia a futuro, destacando la necesidad de pensar en el Neuquén de los próximos 30 años, más allá de los ingresos que genera Vaca Muerta. “Tenemos que prepararnos para lo que viene y eso implica planificación y obras de infraestructura que respondan a las necesidades de nuestra gente”, afirmó el gobernador.
El compromiso de Figueroa con la regionalización de la gestión y la creación de un estado eficiente fue otro de los temas destacados durante su discurso. Según el gobernador, los municipios deben liderar el cambio y trabajar junto con la provincia para asegurar que los recursos se utilicen de manera eficiente y lleguen a donde más se necesitan.