La escuela 360 de Centenario volvió a ser evacuada tras detectarse una fuga de gas en sus instalaciones. Este incidente, ocurrido ayer por la tarde, afectó a más de 50 estudiantes, quienes fueron trasladados a una plaza cercana como medida de seguridad. Se trata de la tercera evacuación en menos de un mes, lo que ha generado una profunda preocupación en la comunidad educativa.
Ezequiel Bravo, padre de uno de los alumnos, explicó en diálogo con Radio 7 que la situación es «insostenible». «Estamos muy preocupados por la salud y seguridad de nuestros hijos. Este tipo de incidentes ya es algo recurrente», afirmó.
El jefe de Bomberos de Centenario, Patricio Álvarez, indicó en declaraciones a Radio 7 que si bien las instalaciones internas de gas de la escuela fueron descartadas como el origen del problema, las sospechas apuntan a una estación de compresión cercana. «Aunque no podemos confirmar un vínculo directo, es llamativo que estos episodios siempre ocurren en el mismo horario», señaló.
La estación de compresión, que lleva más de 25 años operativa, está bajo inspección tras denuncias de los padres y autoridades educativas. Sin embargo, según Bravo, la Municipalidad no ha tomado medidas definitivas, limitándose a clausuras parciales que no resuelven el problema de fondo.
El edificio de la escuela 360, que funciona como un espacio provisorio mientras se construye la nueva sede en el barrio Vista Hermosa, carece de condiciones óptimas para albergar clases. A lo largo de los años, ha presentado problemas de infraestructura, como goteras y fallas en la calefacción, a lo que ahora se suma el peligro por las fugas de gas.
«Estamos hablando de un problema que puede derivar en una explosión o consecuencias graves para la salud. La acumulación de gas es un riesgo que no puede seguir siendo ignorado», destacó Álvarez.
En una reunión realizada ayer entre padres, directivos y autoridades educativas, se decidió suspender las clases por el resto de la semana hasta que se garantice la seguridad de los estudiantes. Además, se convocó a organismos de control como Camuzzi para supervisar las instalaciones de la estación de compresión.
Bravo agregó que, en reiteradas ocasiones, la empresa propietaria de la estación negó ser el origen de las fugas, pero uno de los padres, quien trabaja en el sector del gas, detectó irregularidades técnicas en el lugar. «Es evidente que hay algo que no se está controlando correctamente», enfatizó.
Los padres exigen una solución definitiva que priorice la seguridad de los niños y el personal docente. «No podemos seguir esperando. Esto es una bomba de tiempo», concluyó Bravo.
La comunidad educativa, junto a Bomberos y las autoridades locales, continúa trabajando en la identificación y resolución de las causas que generan este preocupante problema.