Sismo de 3.5 en Vaca Muerta: preocupación por el fracking
Un sismo de magnitud 3.5 sacudió el norte de Añelo, en la zona hidrocarburífera de Vaca Muerta, generando inquietud entre expertos y vecinos. El evento ocurrió a las 14:51 horas, con un epicentro localizado a 25 kilómetros al noreste de Añelo, en la región conocida como Bajada del Palo, donde opera la empresa Vista, según […]
Un sismo de magnitud 3.5 sacudió el norte de Añelo, en la zona hidrocarburífera de Vaca Muerta, generando inquietud entre expertos y vecinos. El evento ocurrió a las 14:51 horas, con un epicentro localizado a 25 kilómetros al noreste de Añelo, en la región conocida como Bajada del Palo, donde opera la empresa Vista, según informó Javier Grosso, del Observatorio de Sismicidad Inducida.
La profundidad del movimiento telúrico se estimó en 15 kilómetros, aunque la precisión exacta de este dato sigue siendo limitada. Grosso explicó que el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES) realiza cálculos aproximados, pero el acceso a redes privadas de sismógrafos, gestionadas por las empresas petroleras, podría mejorar notablemente la calidad de la información.
El especialista resaltó que esta área no tenía antecedentes sísmicos significativos antes de 2020, cuando comenzaron a registrarse movimientos atribuidos a la actividad del fracking. Desde entonces, 56 sismos en la provincia de Neuquén han sido vinculados a la extracción de hidrocarburos, mientras que solo 21 corresponden a causas naturales, según los datos del observatorio.
La comunidad científica advirtió sobre el potencial de sismos más severos si las operaciones continúan sin controles adecuados. Grosso señaló que, estadísticamente, podrían ocurrir sismos de hasta 6 grados de magnitud, con consecuencias graves para viviendas e infraestructuras. «Lo vimos en Oklahoma, donde el fracking provocó eventos de magnitudes similares», comparó el especialista.
El uso de semáforos sísmicos por parte de las empresas es una herramienta clave, pero su implementación sigue siendo poco transparente. Según Grosso, seis compañías han adoptado este sistema, pero no comparten los datos con las comunidades afectadas. «Estas medidas solo benefician a las empresas y no ofrecen prevención real a la sociedad», criticó.
En Sauzal Bonito, una localidad cercana a Vaca Muerta, los vecinos viven con temor constante ante la falta de información y medidas preventivas. Grosso destacó que, este año, no se registraron sismos en la zona, lo que atribuyó a la ausencia de fracturas cercanas al pueblo. Este dato refuerza la hipótesis de que la proximidad de las operaciones aumenta el riesgo sísmico.
A pesar de las preocupaciones, el objetivo no es detener la actividad hidrocarburífera, sino garantizar mayor transparencia y responsabilidad. Los vecinos exigen conocer los riesgos reales y contar con estrategias efectivas de mitigación. «La clave es equilibrar desarrollo económico con seguridad para las comunidades», concluyó Grosso.
El fracking continúa siendo un tema controvertido en Vaca Muerta, y los recientes eventos sísmicos intensifican el debate sobre su impacto ambiental y social. Mientras las empresas buscan maximizar sus operaciones, los expertos y habitantes insisten en la necesidad de controles más estrictos y acceso a la información.