Castaño informó que el director técnico del Plan Nacional de Manejo del Fuego, conocido como el «clarken antiincendios», lideró los esfuerzos logísticos para combatir los incendios. Según los datos preliminares, desde el inicio de la temporada el 1 de noviembre, se han combatido más de 47 focos, todos de origen natural. La rápida acción de los equipos ha sido clave para evitar que los incendios se conviertan en eventos incontrolables.

El fenómeno de caída de rayos fue especialmente alarmante, con cifras récord en solo una hora: 120 rayos en el departamento de Lácar y 110 en Huiliches. Este «bombardeo eléctrico» fue causado por tormentas intensas que incluyeron granizo y poca precipitación, generando un ambiente propicio para los incendios debido a la gran cantidad de vegetación seca.

La situación climática y ambiental en la zona precordillerana y lacustre se torna cada vez más peligrosa. El invierno pasado, caracterizado por abundantes nevadas, favoreció un crecimiento vegetal que, al secarse, se convierte en material altamente combustible. Este contexto plantea un verano complicado en términos de riesgo de incendios.

Los especialistas advierten que el monitoreo y la prevención son fundamentales. «Cada fumarola o columna de humo debe ser reportada de inmediato», señaló Castaño. Además, las comunidades deben tomar medidas preventivas, como limpiar perímetros en zonas de interfase y estar atentos a las tormentas.

La temporada turística aumenta los desafíos para combatir los incendios forestales. Con un mayor movimiento de personas, las autoridades instan a los visitantes a respetar las normativas y reportar cualquier situación irregular. «La colaboración ciudadana es esencial en este momento crítico», destacó el movilero.

La tormenta reciente, que afectó gran parte de la Patagonia, puso a prueba al sistema provincial de manejo del fuego. Aunque se logró extinguir la mayoría de los focos, los expertos advierten que fenómenos similares se repetirán durante el verano, exigiendo una respuesta aún más coordinada.

A pesar de los desafíos, Neuquén demostró estar preparada para enfrentar situaciones extremas. Según Castaño, “los equipos locales trabajaron con todo lo que tenían, evitando una catástrofe mayor.” Sin embargo, enfatizó que la población debe mantenerse alerta, ya que el riesgo continuará durante los próximos meses.