Este icónico balneario, llamado Villa Epecuén, se fundó en la década de 1920 y surgió rápidamente gracias al auge del turismo termal y a la posibilidad de fácil acceso que brindaba el ferrocarril perteneciente a la Línea Sarmiento, que se había inagurado algunos años antes y llegaba hasta esta zona procedente desde Plaza Once, en la Ciudad de Buenos Aires.

El balneario de Epecuén se fundó exactamente el 23 de enero de 1921 y recibió el nombre “Mar de Epecuén”. Inmediatamente comenzaron los loteos en la zona y este hermoso lugar bonaerense comenzó a tener un importante desarrollo turístico.

En su época dorada, allá por los años ´60, Villa Lago Epecuén llegó a contar con seis mil plazas hoteleras, muchas ellas de lujo, 250 negocios y una población estable de 1.200 personas que se veía fuertemente incrementada cuando llegaban los turistas en la temporada de verano.

En esos años era común ver como llegaban en tren y en auto turistas desde distintos puntos de Buenos Aires y de la Argentina a disfrutar de los beneficios del agua termal en las numerosas piletas que se habían construido en el complejo termal de la zona.

Villa Epecuén: triste, solitario y final 

Aunque, lamentablemente, todo tuvo un final: el 10 de noviembre de 1985 una fuerte crecida de la laguna, agravada por las intensas inundaciones que afectaban a la provincia de Buenos Aires, provocó la ruptura del terraplén de cuatro metros que protegía al pueblo. Como resultado, las aguas invadieron por completo la localidad.

La catástrofe fue devastadora: el pueblo quedó arrasado y la evacuación de sus habitantes se extendió durante 15 días. Incluso, los féretros del cementerio tuvieron que ser trasladados a Carhué, ubicada a ocho kilómetros. Dos años después, la inundación alcanzó su punto máximo, dejando a Epecuén completamente sumergida.

Hasta 1993, el pueblo permaneció bajo siete metros de agua. Con el tiempo, se implementaron obras para evitar el ingreso de más caudales a la laguna, lo que permitió que el nivel del agua comenzara a disminuir lentamente. Para 2010, todavía quedaban algunas áreas inundadas, y hoy en día, las ruinas de la villa pueden ser visitadas.