El anuncio de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, es inquietante. No sólo por la ratificación de la actividad de los integrantes del radicalismo islámico que encuentra en el país y en la región una plataforma para planear atentados en Estados Unidos o a intereses locales de ese país y de Israel sino porque el anuncio incluyó la confirmación de las autoridades policiales acerca del estado avanzado de la amenaza terrorista que personifica el detenido.
Se trata de David Nazareno “Naza” Ávila, supuesto terrorista vinculado al Estado Islámico que reivindicó el ataque criminal a un colegio ucraniano donde murieron 20 estudiantes y al que se le encontraron propaganda yihadista y manuales sobre fabricación de explosivos.
La Justicia deberá esclarecer la probable actividad terrorista de este ciudadano argentino convencido y a punto de “encomendarse”, una característica previa de la preparación operativa de los adeptos al Daesh, donde aguardan por órdenes e instrucciones de sus superiores para actuar al tiempo que intentan reclutar a otros argentinos para su causa.
Si bien es una trama inquietante con escenario en General Roca, provincia de Río Negro, la realidad indica que el ISIS no fue derrotado militarmente del todo ni mucho menos porque continúa realizando operaciones en varios países de Medio Oriente y mantiene equipos o células de terroristas con presencia activa en varios países de Latinoamérica.
Algunos ejemplos recientes que justifican la prevención de la administración de Javier Milei y la premura en la acción de su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
En Perú, en octubre de 2023, el Coronel de la Policía Nacional del Perú Max Anhuamán, entonces jefe de la Dirección Contra el Terrorismo (Dircote), declaró que la serie de protestas políticas que se desarrollaban en ese momento habían sido infiltradas por jóvenes peruanos radicalizados en Irán. Según el sitio Infobae, el Col. Anhuamán señaló a Edwar Quiroga Vargas, activista indígena peruano, de ser el reclutador de estos jóvenes.
En Brasil, la preocupación va en aumento. Fábio Samuel da Costa Oliveira, de 20 años, recibió siete años de prisión en julio de 2024 por terrorismo y cooptación de menores por intentar reclutar a adolescentes de São Paulo y Río de Janeiro para ISIS, indicó el sitio brasileño de noticias Metrópoles. Durante su sentencia se reveló cómo él y un amigo, ambos radicalizados en Internet, estaban preparados para llevar a cabo atentados contra los consulados de Israel y Estados Unidos en Brasil.
Previamente, en noviembre de 2023, la Policía Federal de Brasil, frustró una serie de atentados de Hezbolá contra comunidades judías en Brasil y puso de relieve una nueva estrategia de la nomenclatura terrorista, a saber, el reclutamiento de locales para llevar a cabo los atentados.
Si bien no se pueden comparar Isis con Hezbolá porque entre las dos organizaciones persisten profundas diferencias ideológicas y religiosas si se puede concluir que el reclutamiento de sudamericanos para su causa es una práctica en común.
La publicación dialogo-americas.com entrevistó a Rashmi Singh, profesora de Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica (PUC) de Minas Gerais, Brasil que clarificó, “…la gran diferencia es que los locales reclutados por Hezbolá, hasta ahora, no tienen ninguna implicación ideológica con la organización terrorista, a diferencia de los jóvenes que son radicalizados por ISIS” como en el presunto caso del detenido en la Argentina.
En su reciente trabajo La trama terrorista de Hezbolá en Brasil, Ottolenghi señala que el reclutamiento de locales es “un cambio de estrategia de Hezbolá” para desestabilizar, descargando posibles responsabilidades criminales en terceros. “Con episodios de antisemitismo en aumento en todo el mundo, un atentado con éxito podría haberse disfrazado como un crimen de odio urdido por extremistas locales en lugar de uno orquestado por Hezbolá”, escribe Ottolenghi.
Estos grupos radicalizados obtienen luz verde del régimen de los ayatolas, de Irán que según varios especialistas recurrió en los últimos años a la contratación de mercenarios para urdir atentados.
En 2021, tres ciudadanos azerbaiyanos intentaron asesinar a la disidente iraní Masih Alinejad en Nueva York. Ese mismo año, un operativo iraní reclutó a dos criminales colombianos para atentar contra empresarios y diplomáticos israelíes y estadounidenses.
La amenaza no es fantasma es real y Venezuela aún debe muchas explicaciones a las naciones latinoamericanas por haber sido anfitrión de varios referentes iraníes que fueron señalados como patrocinadores de actividades de grupos terroristas.