Temporal en Alto Valle: más de 2000 hectáreas afectadas

El pasado temporal que azotó Cipolletti y sus alrededores ha dejado graves consecuencias en el sector frutal, principalmente en la cosecha de pera William y ciruela. Según Horacio Pierdominici, presidente de la Cámara de Productores de Cipolletti, el daño más significativo fue causado por el viento, que en combinación con el granizo, destruyó cultivos, arrancó […]

El pasado temporal que azotó Cipolletti y sus alrededores ha dejado graves consecuencias en el sector frutal, principalmente en la cosecha de pera William y ciruela. Según Horacio Pierdominici, presidente de la Cámara de Productores de Cipolletti, el daño más significativo fue causado por el viento, que en combinación con el granizo, destruyó cultivos, arrancó árboles y afectó la infraestructura de varios establecimientos productivos.

Zonas afectadas:
El área más afectada por el viento fue la zona oeste de Cipolletti, especialmente en sectores como Colonia María Elvira y Colonia Marconi, que se encuentran cerca de la ruta 65. También se registraron daños en barrios como La Barda y las cercanías a la costa del río Neuquén. En Fernández Oro, aunque el viento fue fuerte, la zona sufrió principalmente por el granizo, lo que afectó la producción de frutas y las infraestructuras de algunos cultivos.

Impacto en la producción frutal:
Las variedades más afectadas fueron las de frutas de estación que ya estaban a punto de cosecharse, como la pera William. La tormenta y el viento ocasionaron que gran parte de la fruta ya cosechada fuera tirada al suelo y que la que aún permanecía en los árboles fuera dañada, lo que imposibilita su recolección. Los productores se encuentran ahora incapacitados para cosechar, con muchas de las frutas dañadas ya en la planta, y muchas más quedaron en el campo sin posibilidades de ser vendidas o procesadas.

El viento también arrancó árboles de raíz y causó daños estructurales en la infraestructura de las fincas, dificultando aún más la labor de los productores. Se mencionó que en algunas zonas, como las cercanías de la isla Jordán y el sector de Nayimapu, los árboles cayeron sobre camiones, vehículos y viviendas, lo que generó una gran crisis local.

Las 2000 hectáreas afectadas:
El impacto más grave fue sobre más de 2000 hectáreas de cultivos. Esta cifra corresponde a una mezcla de fruta caída y daño en infraestructura, lo que ha dejado a muchos productores sin recursos ni ingresos para afrontar la temporada. La situación en Allen fue similar, con fuertes vientos y daños a cultivos de frutas. Las consecuencias para los productores de fruta fina en la región, que dependen de este ciclo anual de cosechas, son devastadoras.

El panorama económico:
Además de los daños inmediatos, los productores enfrentan ahora la imposibilidad de vender la fruta que ha quedado dañada o que aún está en los árboles. El coste de transporte para llevar la fruta a la juguería es tan elevado que se vuelve inviable para muchos productores. Esta situación hace que se pierda la cosecha y que no haya mercado de venta para los productos afectados.

El sector de la floricultura también sufrió severos daños, y el mal estado de las plantas de vivero contribuyó a la crisis generalizada. La falta de ayuda financiera inmediata podría llevar a más productores a la quiebra, especialmente si las autoridades no actúan con rapidez.

Las acciones del gobierno y las expectativas:
A pesar de la magnitud de la tormenta, Horacio Pierdominici explicó que no hubo víctimas ni evacuados, pero que la situación de muchos agricultores sigue siendo muy difícil. En este momento, las autoridades locales, encabezadas por el ministerio de Agricultura de Neuquén, ya están al tanto de la magnitud del desastre. Se están tomando medidas para recoger los escombros y permitir el acceso a las fincas, pero la falta de previsibilidad de la tormenta ha complicado aún más la respuesta.

El sector está esperando la implementación de ayudas financieras y recursos para mitigar los efectos del desastre. Se estima que los productores recibirán algún tipo de asistencia para paliar las pérdidas, pero muchos temen que la respuesta no sea lo suficientemente rápida como para evitar mayores consecuencias.

Desafíos adicionales:
Además de la emergencia que está atravesando el sector frutal, los productores se enfrentan a un reto mayor: el cambio climático, que provoca cada vez más eventos extremos como tormentas, heladas tardías e inundaciones, afectando la producción de manera inesperada y devastadora.

Cipolletti y las zonas afectadas por esta tormenta sin precedentes están enfrentando ahora uno de los peores panoramas para la fruticultura de la región en los últimos años. Las necesidades de los productores son urgentes, y el sector espera que tanto el gobierno como las empresas privadas ofrezcan soluciones rápidas para poder superar este golpe económico y social.

 

Relacionados