El operativo de trashumancia en Chos Malal finalizó con éxito a mediados de enero, según informó el jefe de la División Rural, Ricardo Ovadilla. El 15 de enero fue la fecha en la que los últimos arrieros subieron a la cordillera, lo que permitió liberar las rutas utilizadas para el traslado del ganado.
Con los crianceros y sus animales ya instalados en la cordillera, se inició un relevamiento de las rutas utilizadas. El objetivo es detectar posibles daños en alambrados y aguadas para que puedan ser reparados antes del regreso a la invernada. La información recopilada se entregará a las autoridades para mejorar la seguridad del recorrido.
El operativo de este año fue calificado como «altamente positivo», ya que no se registraron accidentes ni emergencias entre los crianceros. Para la planificación del regreso, previsto para marzo o abril, se coordinará con todas las unidades del interior, con apoyo de la Dirección Civil y de Inteligencia de Chos Malal.
Los crianceros transitan más de 200 kilómetros con sus animales en un viaje que puede durar hasta 30 días. Algunos han comenzado a utilizar vehículos de apoyo, como camionetas o camiones jaula, para reducir el esfuerzo y proteger a los animales. En la temporada 2024-2025, se observó un mayor respaldo estatal para facilitar el traslado del ganado.
A pesar de los avances en logística, la cantidad de crianceros disminuye. Según Ovadilla, «ya no se ven jóvenes arreando», ya que la mayoría de los crianceros superan los 45 años. Este cambio generacional pone en riesgo la continuidad de la trashumancia como forma de vida en la región.
El 10% de los crianceros optó por trasladar su ganado en camiones en vez de recorrer toda la distancia a pie. La falta de apoyo familiar, el esfuerzo físico y las inclemencias climáticas han llevado a muchos a considerar alternativas menos exigentes.
Las dificultades para los crianceros incluyen la escasez de agua, la falta de corrales y el riesgo de accidentes viales. Los temporales de lluvia y nieve pueden afectar gravemente la travesía, poniendo en peligro tanto a los animales como a quienes los guían.
La Policía de Neuquén, junto con otras entidades, realiza un seguimiento constante de los crianceros en la cordillera. Dado que muchos de ellos son adultos mayores y viven solos durante la veranada, reciben visitas periódicas para monitorear su estado de salud y brindarles asistencia en caso de necesidad.