Argentina se ha consolidado como el país con el costo de vida más elevado de América Latina, superando incluso a varios países de la Unión Europea en términos relativos. Un estudio realizado por el Centro RA de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA reveló que el salario mínimo en Argentina, medido en dólares al tipo de cambio paralelo, es insuficiente para adquirir una canasta básica de consumo y cubrir gastos esenciales.
El informe compara la capacidad adquisitiva de los salarios mínimos en Argentina con los de otros países de la región y de Europa. En Brasil, que ocupa el segundo lugar en costo de vida en América Latina, un trabajador necesita un salario mínimo adicional para comprar una canasta básica de consumo. Si se incluye el costo del alquiler, la diferencia se amplía a dos salarios mínimos más en comparación con Argentina.
En Argentina, el costo de vida promedio de una persona equivale a casi cinco salarios mínimos. Sin incluir el alquiler, esta cifra se reduce a tres salarios mínimos. Para una familia tipo, compuesta por una pareja y dos hijos, se necesitan más de 14 salarios mínimos para cubrir los bienes y servicios básicos, incluyendo el alquiler de un departamento de tres ambientes en una ciudad.
El estudio también revela que para adquirir una canasta de alimentos de aproximadamente 2400 calorías diarias, un argentino necesita más de un salario mínimo mensual. Además, productos de consumo cotidiano, como un par de zapatillas de gama media o un litro de combustible, representan un porcentaje significativo del salario mínimo, reflejando la dificultad de mantener el poder adquisitivo en el país.
La situación es aún más crítica cuando se analiza el costo de vida en Argentina frente a países de la Unión Europea. Una persona en Europa requiere 2,5 salarios mínimos menos que en Argentina para acceder a una canasta de consumo básica y 3,5 salarios mínimos menos para alquilar un monoambiente. Esto coloca a Argentina en una situación desventajosa no solo a nivel regional, sino también global.
Desde el cambio de gobierno en diciembre del año pasado, se implementaron diversas medidas de política cambiaria, incluyendo una devaluación del 118% del tipo de cambio oficial y microdevaluaciones mensuales del 2%. Sin embargo, estas medidas no han sido suficientes para contrarrestar la inflación, lo que ha encarecido aún más la vida en Argentina en comparación con el resto del mundo.