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La Cámara de Apelaciones de La Plata revocó la prisión domiciliaria concedida al exconcejal massista Facundo Albini y a su padre, Claudio Albini, exsubdirector de personal de la Legislatura bonaerense. Ambos están acusados de integrar una organización que se apropiaba de sueldos de empleados «ñoquis» en la Legislatura provincial, junto a Julio «Chocolate» Rigau.
El tribunal sostuvo que los Albini ocupaban posiciones jerárquicas dentro del esquema delictivo y que su permanencia en prisión domiciliaria podía comprometer la investigación. La decisión respondió a un pedido de la fiscal Betina Lacki, quien había cuestionado la medida inicial, dictada por el juez Guillermo Atencio, por considerarla arbitraria y sin motivación suficiente.
La investigación se inició con la detención de Rigau en septiembre de 2023, cuando fue sorprendido retirando dinero con 48 tarjetas de débito ajenas en cajeros automáticos del centro de La Plata. Tras 13 días en prisión, fue liberado por los camaristas Alejandro Villordo y Juan Benavides, pero la decisión fue revocada por la presión pública y Rigau volvió a la cárcel en octubre. En diciembre, obtuvo el beneficio de la prisión domiciliaria.
Los Albini fueron arrestados en noviembre y enfrentan un juicio oral junto a Rigau, acusados de desviar al menos 464 millones de pesos del erario público mediante el pago de salarios a empleados inexistentes. La Cámara consideró que Claudio Albini ocupaba la cima de la organización criminal y que su hijo tenía un rol intermedio, lo que aumentaba el riesgo de entorpecimiento del proceso.
Pese a la gravedad del caso, la Legislatura bonaerense evitó asumir responsabilidades. Una investigación interna, plagada de inconsistencias, concluyó que no hubo «irregularidades» ni perjuicio económico para el Estado. Además, destacó el “buen desempeño” y el “compromiso laboral” de los empleados que la Justicia señala como parte del fraude.
Los investigadores creen que los Albini y Rigau son solo eslabones intermedios de una estructura delictiva mayor, cuyos verdaderos responsables aún permanecen en la sombra. La tentativa de los Albini de desprenderse de una mansión de 481 metros cuadrados en un barrio cerrado sobre la ruta 2, mediante una venta simulada, refuerza la sospecha de que intentaban ocultar activos.