
En el marco del Día Mundial del Sueño, especialistas advierten sobre la alarmante falta de descanso de calidad en la población argentina. En diálogo con Radio 7, al Dra. Gabriela Arbio, médica especialista en sueño (Matrícula 2368), participa del Congreso Nacional del Sueño 2025 y remarcó que “hacer del sueño saludable una prioridad” es el lema de este año. La preocupación es creciente: el déficit de horas de sueño afecta tanto a adultos como a niños y genera consecuencias serias en la salud.
Según una encuesta realizada en 2023 por la Facultad de Psicología de la UBA, el 75% de los porteños presentan algún trastorno del sueño, siendo el insomnio la queja más común en un 38% de los casos. Los datos reflejan una tendencia sostenida: el descanso nocturno es cada vez más relegado, en una sociedad que todavía asocia el éxito con la falta de descanso. “El sueño tiene mala prensa”, sintetizó Arbio, al describir el impacto de este problema de salud pública.
La especialista alertó que la privación de sueño en niños es aún más preocupante, debido al uso excesivo de pantallas y dispositivos electrónicos. Esta sobreexposición afecta su capacidad para conciliar un descanso reparador. “Las pantallas inhiben la producción de melatonina, interfiriendo en el ciclo natural del sueño”, explicó Arbio, quien también señaló que los chicos son especialmente vulnerables a los efectos de la luz azul.
La falta de descanso adecuado en la infancia no solo impacta en el rendimiento académico, sino también en el crecimiento y el estado emocional. “Durante la noche, el cuerpo libera la hormona de crecimiento”, explicó Arbio. Si no hay un sueño profundo y sostenido, los riesgos son múltiples: desde problemas metabólicos y cardiovasculares hasta un aumento en los casos de depresión y ansiedad en la adolescencia.
El Congreso Nacional del Sueño busca concientizar no solo a la comunidad, sino también a los profesionales de la salud, sobre la importancia de preguntar por los hábitos de sueño en cada consulta médica. “Nos preguntan si hacemos ejercicio o si comemos bien, pero rara vez se interesan por cómo dormimos”, advirtió Arbio, quien propone que el sueño sea considerado un pilar básico de la salud, junto a la actividad física y la alimentación.
Entre los temas centrales del Congreso se destacan las investigaciones sobre apneas del sueño, la segunda causa más frecuente de trastornos después del insomnio, y el impacto de la tecnología en el descanso. En algunas ciudades, como Ciudad de México, se realizaron intervenciones públicas con personas en pijama para visibilizar el problema. “Estamos lejos de tener una sociedad que priorice el descanso”, sostuvo la especialista.
Arbio subrayó que es clave eliminar los dispositivos electrónicos del dormitorio y garantizar oscuridad y silencio para mejorar la calidad del sueño. Incluso la tenue luz de un televisor en stand-by puede alterar el descanso, sobre todo en personas con insomnio. “El dormitorio debe ser un espacio libre de tecnología”, enfatizó, recomendando también el uso de antifaces y prácticas que favorezcan la relajación antes de dormir.
La Dra. Arbio cerró con un llamado a la acción: visibilizar esta problemática desde los consultorios médicos y las aulas escolares. “Pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo; no es un detalle menor”, insistió. Desde su rol en el Congreso, impulsa campañas de concientización para que el buen descanso deje de ser un lujo y se convierta en una prioridad de salud pública.