«Diego era inmortal, pero también humano»

En un nuevo aniversario del fallecimiento de Diego Armando Maradona, Eduardo Arellano, quien acompañó al astro durante los momentos más críticos de su vida, compartió un relato íntimo y conmovedor sobre su experiencia como enfermero personal del ídolo en el año 2004, cuando el fútbol argentino casi pierde a su máximo referente debido a una […]

En un nuevo aniversario del fallecimiento de Diego Armando Maradona, Eduardo Arellano, quien acompañó al astro durante los momentos más críticos de su vida, compartió un relato íntimo y conmovedor sobre su experiencia como enfermero personal del ídolo en el año 2004, cuando el fútbol argentino casi pierde a su máximo referente debido a una grave crisis de salud.

«A Diego lo salvó el amor de su madre y sus hijas. Era su motor para seguir adelante, incluso en los momentos más oscuros», afirmó Arellano en una conversación cargada de emoción.

Un paciente difícil, un ser humano único

Arellano recordó cómo llegó a trabajar con Maradona tras su internación en un hospital neuropsiquiátrico de Buenos Aires, luego de una severa recaída tras su hospitalización en Punta del Este. «Me contrataron para cuidar su salud cardiovascular porque había mucho miedo por su estado. Armamos una sala de terapia intensiva improvisada al lado de su habitación, con todo el equipo necesario, pero sin que él lo supiera», relató.

El tratamiento, que incluyó la desintoxicación de sustancias, fue tan agresivo como necesario. «Era un proceso durísimo. La abstinencia le generaba insomnio, paranoia, agresividad. Diego estaba encerrado contra su voluntad, y eso lo hacía aún más difícil», añadió.

Sin embargo, Arellano destacó la humanidad detrás de la figura mediática: «Diego podía ser un paciente complicado, pero también tenía una luz única. Nunca tomé sus reacciones como algo personal; entendía que eran parte de su enfermedad.»

De la lucha al resurgir: la noche del 10

El esfuerzo por salvar a Maradona rindió frutos. Tras superar esta etapa, Diego se convirtió nuevamente en un símbolo de superación y esplendor. «El Diego que vimos en ‘La Noche del 10’ era el resultado de haber superado aquel infierno. Fue increíble verlo tan radiante después de haber estado al borde de la muerte,» recordó Arellano.

A pesar de los momentos difíciles, Arellano destacó que el amor de su familia fue clave en su recuperación. «Su mamá le mandaba comida todos los días, y sus hijas le enviaban dibujos. Ese amor lo mantuvo con vida,» enfatizó.

Reflexiones sobre sus últimos días

El testimonio de Arellano también incluyó una dura crítica al manejo de Maradona en sus últimos años. «En su etapa final no tuvo el cuidado que necesitaba. Estaba solo, aislado de su familia y sin los controles médicos adecuados. Fueron errores que no deberían haber ocurrido,» afirmó.

Arellano lamentó profundamente la forma en que murió el astro. «Diego agonizó durante horas sin atención adecuada. Fue un final que no merecía,» dijo con pesar.

El relato de Arellano está lleno de contrastes, reflejando tanto el infierno como los momentos de gloria que compartió con Maradona. «Diego era inmortal a los ojos del mundo, pero nosotros que estuvimos cerca sabíamos que también era humano. Tenía sus errores y sus fragilidades, pero nunca dejó de ser auténtico,» concluyó.

Para quienes deseen profundizar en esta historia, Arellano anunció la publicación de su relato titulado «Con Dios en el Infierno», disponible en formato digital. En este trabajo, narra en detalle los 133 días que compartió con Maradona en uno de los momentos más críticos de su vida.

En este nuevo aniversario, el recuerdo de Diego Armando Maradona sigue vivo no solo en el corazón de los argentinos, sino también en los relatos de quienes lo acompañaron en sus días más difíciles. «Diego no era perfecto, pero eso lo hacía humano. Y por eso lo amamos tanto,» expresó Arellano.

 

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