El artista argentino más cotizado, presenta una obra dedicada al volcán Lanín

Durante una extensa recorrida por territorio argentino, Helmut Ditsch, dueño de dos récords de venta para el arte nacional, hizo una escala en el Parque Nacional Lanín para convertir en obra de arte a uno de los motivos naturales más hermosos de la cordillera. Así nació esta pintura que será parte de una gran retrospectiva […]

Durante una extensa recorrida por territorio argentino, Helmut Ditsch, dueño de dos récords de venta para el arte nacional, hizo una escala en el Parque Nacional Lanín para convertir en obra de arte a uno de los motivos naturales más hermosos de la cordillera. Así nació esta pintura que será parte de una gran retrospectiva que el artista iniciará próximamente alrededor del país.

Tras haber superado dos veces el récord argentino para la venta de una obra de arte, la primera en 2010 con la obra inspirada en el océano Atlántico (El Mar II), cuya operación alcanzó los 875 mil dólares (superando la marca que tenía Antonio Berni con “Desocupados); y seis años más tarde, revalidando el hito con la monumental Cosmigonón, que recrea al glaciar Perito Moreno (7,30 metros de largo por 2,73 de alto), adquirida por otra empresa europea en 1,5 millón de dólares, ahora Helmut Ditsch llevó a la tela a otro gran hito de la naturaleza argentina: el volcán Lanín.

Este majestuoso estratovolcán que supera los 3,700 metros sobre el nivel del mar, es también uno de los picos más atractivos de la Cordillera de los Andes. Su forma cónica, cubierta por glaciares y nieves eternas, lo hace fácilmente reconocible desde grandes distancias. Situado dentro del Parque Nacional Lanín, se encuentra rodeado de un paisaje cautivador compuesto por lagos, bosques de araucarias y otros picos montañosos.

La obra del volcán Lanín, un oléo sobre lienzo que mide 150 x 225 cm, contiene un alto valor simbólico para el artista. “Como cada montaña, el Lanín es una entidad en sí misma con características únicas que, en sus formas, jamás se repiten, cada una con su historia y su razón de ser”, señala Ditsch. Frente al escenario elegido, el artista realiza estudios lumínicos y topográficos cuyos resultados vuelca sobre telas monumentales en las que logra atesorar, sin excepción, el aura de cada lugar, técnica que autodenomina “realismo vivencial”.

«Los paisajes son un libro abierto que nos cuentan la maravillosa historia de nuestra Tierra. Todos sabemos que los océanos son la cuna de la vida en nuestro planeta, pero nos olvidamos fácilmente que, sin los volcanes y toda su actividad, no hubiese sido posible la evolución de la vida como hoy la conocemos”, afirma Ditsch, quien además de artista es también un eximio montañista. «Y allí están -agrega-, a veces solitarios, en medio de extensas mesetas, como gigantes milenarios, cubiertos de inmaculados glaciares esperando un nuevo despertar».

Nacido en 1962 en el partido de San Martín, provincia de Buenos Aires, en 1988 Helmut Ditsch abandonó el país defraudado con el círculo comercial del arte. Emigró a Austria, tierra de sus antepasados, para nutrir su talento en la Academia de Bellas Artes de Viena. Tras un importante encargo del Banco Nacional de Austria en 1997, se convirtió en el centro de atención de numerosos coleccionistas europeos por sus cuadros de naturaleza en gran formato, la mayoría de ellos inspirados en escenario de la Argentina. Los años lo llevaron a radicarse en Irlanda y actualmente reside en Vaduz, capital de Liechtenstein, al pie de los Alpes. Frecuentemente viaja a la Argentina para reencontrarse con su padre y sus hermanos, mientras avanza en la organización de una gira nacional que realizará con formato de retrospectiva junto a buena parte de su obra.

«El Lanín parece extinto pero seguramente siga vivo en su interior. Eso quise reflejar en la obra, capaz de seguir otorgando vida en la Patagonia como ya lo hiciera alguna vez», concluye el artista argentino.

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