
Héctor, el papá de Lucas González, el adolescente asesinado por efectivos de la Policía de la Ciudad en noviembre de 2021 en Barracas cuando salió de entrenar, busca trabajo para poder mantener a su familia en medio de la lucha para seguir adelante tras el crimen de su hijo.
“Es todo muy difícil para mí hoy. La mamá de Lucas necesita asistencia médica de salud mental, tiene una patología crónica que le quedó tras lo sucedido, y nosotros ya no tenemos obra social ni prepaga que pueda correr con los gastos”, contó Héctor en diálogo exclusivo con la Agencia Noticias Argentinas.
González comenzó a trabajar en 2002 en la logística y distribución de una reconocida empresa de cerveza en Avellaneda y debió renunciar tras el asesinato de Lucas ya que tenía que cuidar a sus otros hijos porque su esposa Cintia estaba enferma.
“Cuando trabajaba tenía la obra social que nos cubría todo, pero al dejar mi puesto me tocó hacerme cargo de mis chicos y de mi mujer, que estuvo internada en un psiquiátrico durante ese periodo de juicios. Ahí recibí mucha ayuda, pero hoy se me cerraron las puertas”, contó.
Para llevar la comida a su casa todos los días, Héctor realiza viajes en forma particular y a gente conocida, pero necesita de un trabajo estable ya que requiere de otras “obligaciones que no puedo completar”.
“Puedo manejar camionetas utilitarias y hacer reparto en lo que sea. Siempre estuve en la calle. Solo quiero trabajar y ganarme el mango para poder salir adelante y darle lo que necesita mi familia”, expresó entre lágrimas.
“Hoy por hoy, teniendo un sueldo y cobertura médica para Cintia y mis dos niños, ya soy feliz y me conformo solo con eso”, continuó.
El papá de Lucas destacó ante este medio que quiere irse de este mundo “luchándola y peleándola” por su familia: “Salgo a ganarme pan por ellos, le pongo onda, perseverancia, y por sobre todo mucha fe, solo para que mis hijos y mi mujer tengan lo que merecen”.
“Hoy los que teníamos al lado ya no están. Había mucha gente a mi alrededor en ese momento donde me palmaban la espalda y me decían que cualquier cosa cuente con ellos y ahora ya no están. Nunca pedí nada a cambio, ni lucré con mi hijo”, expuso.
Aunque “todavía duele y cuesta”, Héctor ratificó que seguirán adelante: “Yo sé que Dios nos va a ayudar en algún momento, vamos a tener una soga que podamos salir”.
A la espera de conseguir un trabajo que le permita obtener lo mínimo e indispensable, habló respecto a cómo están a casi cuatro años del asesinato del adolescente en manos de policías, que de los cuales tres fueron condenados a prisión perpetua acusados de haberle disparado.
“Es una pregunta que no incomoda, si no que solo me sigue doliendo un montón. Me emociona mucho porque al hablar de Lucas siempre nos ponemos muy melancólicos, es la realidad. Quedamos destrozados como familia, como persona, como ser humano, como padre. Se nos vino el mundo abajo. Estamos acá por nuestros otros dos hijos”, manifestó con dolor.
Héctor sostuvo que ese sentimiento de angustia seguirá a lo largo de su vida y que la palabra “felicidad” la borró del diccionario aquel 17 de noviembre de 2021.
*Si tenes un trabajo para ofrecer, contactate: Héctor González – 1166201624.
Crimen de Lucas
El asesinato del adolescente de 17 años sucedió a fines de 2021 cuando, de acuerdo con lo expuesto en uno de los juicios, Lucas y sus tres amigos salieron del predio del club Barracas Central luego de entrenar.
Los cuatro adolescentes se subieron a un auto Volkswagen Suran: el que manejaba era Julián Salas, el acompañante era Lucas y atrás iban Joaquín Zúniga y Niven Huanca.
“Cuando llegaron a la intersección de las calles Luna y la Avenida Iriarte, el vehículo se detuvo y Lucas bajó a comprar un jugo. Luego de ello, retomaron el viaje y allí fueron interceptados por un auto modelo Nissan que no tenía ninguna identificación policial ni tampoco contaba con la patente trasera. De allí descendieron tres hombres que les apuntaron. Ante esto, y de acuerdo a lo relatado por los jóvenes en el juicio, intentaron esquivar la situación al considerar que se trataba de un robo”, destaca el escrito del Ministerio Público Fiscal.
En ese momento, los tres integrantes de la brigada dispararon contra el auto: uno de los proyectiles impactó en la cabeza de Lucas, que debido a las heridas falleció en el hospital “El Cruce” de Florencio Varela al día siguiente, mientras que sus amigos quedaron detenidos.
En 2023 se llevó a cabo uno de los juicios y allí Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº25 condenó a prisión perpetua a los policías Juan José Nieva, Fabián Andrés López y Gabriel Alejandro Isassi por ser coautores de “homicidio quíntuplemente agravado por haber sido cometido por arma de fuego, por alevosía, por odio racial, por el concurso premeditado de dos o más personas y por haber abusado de su función por ser integrante de fuerza de seguridad”.
Además, consideraron que eran responsables por la “tentativa de homicidio cometida contra los tres amigos de Lucas”; por la “privación ilegítima de la libertad agravada por haberse dado con abuso de funciones o sin formalidades prescritas por ley” y por el delito de “falsedad ideológica”.
A su vez, a otros cuatro efectivos se los condenó a seis años de prisión por encubrimiento al alterar pruebas del delito.
Otro oficial de la Policía de la Ciudad fue sentenciado a ocho años de cárcel por torturas y a otro integrante de la fuerza a cuatro años de prisión por encubrimiento. Un comisario, subcomisario y tres oficiales fueron absueltos.
Un año después se llevó a cabo un segundo juicio donde el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº29 condenó a cinco años de prisión a un oficial de la Policía de la Ciudad que aportó el arma de utilería que se colocó dentro del auto donde viajaban los adolescentes para simular que eran delincuentes que habían robado.