El galpón ubicado en calle Tierra del Fuego al 900 se encuentra en un estado de deterioro alarmante, seis meses después del incendio que lo afectó el 25 de marzo. A pesar de las promesas de intervención por parte de las autoridades, el lugar sigue sin vallado y es accesible para cualquier persona, lo que ha generado preocupación entre los vecinos.
Durante una reciente visita del móvil de Radio 7, se constató que el galpón no solo está en riesgo de derrumbe, sino que se está derrumbarando activamente. “No hay peligro de derrumbe”, afirmaron irónicamente los residentes, “se está cayendo”. Diversos sectores del inmueble presentan desplomes evidentes, y no hay medidas efectivas para restringir el acceso al público.
Desde la conferencia de prensa realizada por el Ministerio Público Fiscal, donde se anunció que se iniciarían trabajos de seguridad, nada ha cambiado. La única intervención visible ha sido la colocación ocasional de cintas de peligro por parte de la policía, que son rápidamente destruidas o ignoradas. “Nos han tomado el pelo”, comentaron los vecinos, resaltando la frustración ante la inacción de las autoridades.
El galpón se ha convertido en un refugio para personas en situación de calle, quienes ingresan al lugar para escapar del frío, aumentando así los riesgos asociados. “Cualquiera puede entrar y salir con facilidad, no hay advertencias ni control”, indicaron. La falta de seguridad no solo amenaza a estas personas, sino también a los residentes del barrio, quienes temen que partes de la estructura puedan caer sobre sus hogares o sobre la escuela 207, que enfrenta sus propias dificultades.
El Banco Galicia, propietario del galpón, ha sido multado por la jueza Romina Doglioli con 7.180.800 pesos por no cumplir con las solicitudes de la municipalidad para subsanar los daños. Esta sanción refleja la gravedad del incumplimiento, pero aún no se ha tomado acción concreta para remediar la situación.
Los vecinos han expresado su desesperación ante la falta de respuesta y soluciones. “Estamos a merced del clima y de la inacción de las autoridades”, aseguraron. En las últimas semanas, se han reportado ráfagas de viento de hasta 60 kilómetros por hora, y se anticipan ráfagas de hasta 90 kilómetros, lo que podría agravar el estado del galpón y causar un accidente serio.
El caso del galpón en barrio Belgrano se ha convertido en un símbolo de desidia administrativa, dejando a los vecinos y a la comunidad escolar en un estado de vulnerabilidad inaceptable. Mientras tanto, la situación sigue sin cambios, a la espera de una intervención que, por ahora, parece ser solo una promesa vacía.
