Los habitantes de Las Perlas en Neuquén capital atraviesan una situación de creciente inseguridad que, día a día, se agudiza con robos a plena luz del día. La falta de recursos y la ausencia de una respuesta efectiva de las autoridades están generando un sentimiento generalizado de desprotección y miedo entre los vecinos, que se sienten abandonados y temen represalias si denuncian los hechos.

Robos constantes y el miedo a represalias
Uno de los vecinos, quien prefirió no revelar su identidad por temor a represalias, relató cómo los robos se han vuelto parte del paisaje diario. “Te roban algo pequeño cada día, no es que te desmantelan la casa, pero te das cuenta que falta algo”, expresó preocupado. Los vecinos han acudido a la policía en múltiples ocasiones, realizando denuncias tras cada robo, pero se sienten desoídos. Incluso, una vecina fue víctima de un robo mientras estaba en su casa, y al confrontar al ladrón, este terminó amenazándola. Este tipo de situaciones alimenta el miedo entre los residentes, que temen que cualquier acción pueda desencadenar venganza por parte de los delincuentes.

Una comunidad que se enfrenta a la falta de seguridad
A pesar de los esfuerzos de los vecinos por denunciar y conscientizar a las autoridades, la seguridad en Las Perlas sigue siendo una asignatura pendiente. El vecino entrevistado mencionó que la zona cuenta con una sola comisaría y un solo móvil policial, lo que, según él, resulta insuficiente considerando el crecimiento del barrio. “Es muy poco para la cantidad de gente que hay, deberían ampliar los servicios”, afirmó. Además, los vecinos se quejan de la falta de presencia policial en las calles, ya que consideran que la policía no les da la atención que requieren.

Las Perlas: Un barrio olvidado
La situación en Las Perlas no se limita solo a la inseguridad. Desde hace años, los residentes del lugar denuncian el abandono en áreas clave como la salud, educación y seguridad, reflejando un malestar generalizado por la falta de respuesta de las autoridades municipales y provinciales. La comunidad se siente excluida de los planes de desarrollo urbano y mejora de los servicios básicos.

El vecino entrevistado también relató que, cuando se han acercado a las autoridades, la respuesta ha sido la misma: un conocimiento del problema, pero ninguna solución concreta. Además, se mencionó que muchas veces los superiores policiales solo visitan el lugar para tomar conocimiento de las denuncias, pero sin seguir adelante con acciones que garanticen una mayor seguridad para los vecinos.

Una de las problemáticas más preocupantes en esta situación es el temor de los vecinos a hablar abiertamente sobre los robos y la inseguridad. Muchos temen que, al denunciar, los delincuentes se enteren de sus identidades y tomen represalias contra ellos o sus familias. Esta autocensura ha alimentado el ciclo de impunidad y miedo en la comunidad.