En el marco de un juicio que ha capturado la atención de la comunidad, un joven enfrenta acusaciones de haber herido a su expareja, lo que se califica como intento de femicidio y también está siendo juzgado por el delito de tenencia de arma de fuego ya que la hirió de un disparo. Este caso ha sido marcado por tensiones y declaraciones conmovedoras de testigos.
Los testigos han comenzado a declarar, revelando un contexto de violencia psicológica y física que rodeó la relación entre el acusado y la víctima, una adolescente de 16 años. El juicio, que se espera que dure toda la semana, se ha convertido en un proceso emocional tanto para la familia de la víctima como para el acusado.
La madre de la joven, visiblemente afectada, ha compartido que escuchar los relatos de quienes presenciaron el ataque fue «muy movilizante». Entre estos testimonios se encuentran los de dos amigas de la víctima, quienes, a pesar de su corta edad, han señalado el comportamiento manipulador y los malos tratos que su amiga sufrió durante la relación. Sin embargo, la defensa logró que una de ellas no testificara debido a amenazas y la otra se retiró por recomendación de su familia.
El juicio también ha sido escenario de tensiones dentro de la sala. La madre de la víctima ha decidido no asistir a algunas jornadas debido a los cuestionamientos que se han intentado instalar sobre la credibilidad de los testigos y para minimizar la gravedad del incidente. «Escuchar mentiras sobre mi hija es devastador», expresó la madre, quien ya aclaró que no va a parar hasta obtener justicia.
La defensa, por su parte, argumenta que lo sucedido fue un accidente y no un ataque premeditado. La madre del acusado intentó presentar a la joven como la culpable, sugiriendo que era «tóxica» y que perseguía a su hijo. Sin embargo, estas afirmaciones se desmoronaron cuando un perito de la policía presentó evidencia contundente: imágenes y videos que mostraban al acusado con un arma, contradiciendo así su declaración de no haberla manipulado.
La prueba documental presentada por la policía incluye más de 7,000 archivos de un celular que pertenecía al acusado, donde se hallaron pruebas que contradicen su defensa. «La evidencia habla por sí misma», manifestó la madre de la víctima, quien se siente respaldada por los informes psicológicos que demuestran la vulnerabilidad de su hija y la manipulación a la que fue sometida.
Durante el juicio, se han escuchado audios en los que se puede escuchar al acusado ejerciendo control y celos sobre la víctima, lo que reafirma la narrativa de violencia de género que se está intentando demostrar ante el tribunal. La angustia de la madre se intensifica al escuchar a su hija justificándose ante un joven que la menospreciaba.
El juicio ha evidenciado la lucha por desestigmatizar las dinámicas de abuso en relaciones jóvenes, donde el contexto emocional es tan crucial como el hecho delictivo. La familia de la víctima espera que el tribunal reconozca la gravedad del caso y que se dicte una sentencia acorde.
El proceso judicial se ha convertido en una plataforma no solo para buscar justicia, sino también para visibilizar la violencia de género que afecta a muchas jóvenes en situaciones similares. A medida que continúan las declaraciones, la comunidad sigue con atención cada paso del juicio, esperando que se haga justicia.