En una decisión histórica para el sistema electoral argentino, la Cámara de Diputados aprobó el pasado 1 de octubre la ley que implementa la Boleta Única de Papel (BUP), que se estrenará en las elecciones legislativas de 2025. La medida, aprobada con 143 votos a favor, 87 en contra y 5 abstenciones, representa un cambio significativo en la forma en que los ciudadanos ejercerán su derecho al voto.
¿Qué es la Boleta Única de Papel y cómo funcionará?
A diferencia del sistema de boletas partidarias, en el que los votantes debían seleccionar entre las boletas de distintos partidos dentro del cuarto oscuro, la Boleta Única de Papel presenta en un solo documento toda la oferta electoral del distrito. Esta boleta única permite al elector marcar con un lápiz o lapicera su opción preferida para cada categoría (presidente, senadores, diputados, etc.), lo que promete mayor simplicidad y transparencia en el proceso.
El diseño de la boleta estará inspirado en el modelo implementado en Mendoza durante 2023, donde los cargos electivos se distribuyen en filas horizontales, y las agrupaciones políticas en columnas verticales. Cabe destacar que el orden de los partidos en la boleta se determinará por sorteo.
Una diferencia crucial respecto al sistema anterior es que la boleta no tendrá la opción de voto por lista completa. Esto implica que cada votante deberá marcar sus preferencias de manera individual para cada cargo, lo que, según algunos legisladores, permitirá un voto más reflexivo y evitará el «arrastre» de votos.
El impacto del cambio y las voces en el debate
La eliminación de la opción de «voto por lista completa» generó controversia. Diputadas de la UCR, como Karina Banfi y Carla Carrizo, criticaron esta modificación. Carrizo señaló que con el sistema actual, el votante tiene la opción de votar todo un partido o cortar boleta, mientras que con la boleta única «le estamos dando menos, no más», al elector, forzándolo a «armar un rompecabezas».
Por otro lado, el diputado rionegrino Agustín Domingo, alineado con el gobernador Alberto Weretilneck, defendió la eliminación del voto por lista completa, argumentando que mantenía la esencia de la boleta sábana y perjudicaba a los partidos provinciales. Según Domingo, la nueva disposición permitirá un voto más pensado y evitará el arrastre automático de listas.
Una votación más transparente y eficiente
Uno de los principales argumentos a favor de la Boleta Única de Papel es la mayor transparencia que aportará al proceso electoral, según sus defensores. La diputada macrista Silvia Lospennato recordó que en las PASO de 2019, 27 candidatos recibieron financiamiento del Estado, pero solo cinco superaron el piso de votos para competir en la elección general. El nuevo sistema reducirá los costos asociados a la impresión y distribución de boletas, que en ocasiones resultaban excesivos para el número de votos obtenidos.
Además, con el sistema actual, los partidos necesitaban más de 120.000 fiscales en todo el país para supervisar que sus boletas estuvieran disponibles en las mesas, una situación que generaba conflictos y acusaciones de fraude. El libertario Gabriel Bornoroni celebró la aprobación de la BUP, afirmando que «vamos a terminar con los curros de muchos partidos» que se beneficiaban de las irregularidades en la distribución de boletas.
Críticas y resistencias
A pesar de los beneficios percibidos por algunos sectores, el peronismo y Unión por la Patria manifestaron su rechazo a la nueva ley. La diputada Victoria Tolosa Paz denunció que hay sectores que buscan instalar la idea de que Argentina necesita cambiar su sistema electoral debido a presuntos fraudes, algo que calificó de «mentira». Por su parte, Eduardo Valdés sostuvo que el actual sistema ha garantizado la alternancia democrática en el país y advirtió que este cambio responde a una demanda que «no es ciudadana», sugiriendo que existen problemas más urgentes, como las jubilaciones y los salarios.
¿Qué podemos esperar para el futuro?
El debut de la Boleta Única de Papel en 2025 promete cambiar la dinámica de las elecciones en Argentina. El diseño, que prioriza la claridad y la eficiencia, busca corregir fallas del sistema anterior y adaptarse a las nuevas demandas sociales y tecnológicas.
Sin embargo, como todo cambio, la implementación de esta nueva herramienta electoral no estará exenta de desafíos. Los próximos meses serán claves para determinar cómo los partidos, las organizaciones y, sobre todo, los ciudadanos, se adaptan a esta transformación que busca garantizar una votación más transparente, accesible y representativa.