Por Abel Rojas
Las clases no comenzarán con normalidad este año. Cuando leas esto será porque la definición gremial fue la consecuencia de una oferta salarial considerada insuficiente.
Importa la duración porque es la antesala al endurecimiento del reclamo si no logran lo que pretenden. Un choque de intereses conocido antes que asumiera el nuevo Gobierno y una derecha a la administración Figueroa: el propio gobernador deslizó que seguir pagando sueldos con IPC era algo poco posible por el estado de las cuentas. Y en eso cumplió.
El problema que debe resolver es hacer entender a los estatales que ya no pueden quedar a tiro de la inflación. Algo que los gremios no están dispuestos a entregar. Ni el gesto de pagar el fondo de incentivo que Milei dejó de enviar sirvió como colchón de lo que fue una crónica de una oferta anunciada. Lo mismo con lo que pasará el próximo cuatro de marzo, poco importa el estado de las escuelas ni los días de clases comprometidos.
Una vez más el sueldo se metió en las aulas. Y el Gobierno enfrenta un dilema de ingresos de plata reducidos y la advertencia de otros gremios de rechazar una propuesta similar.