Padres de alumnos de la EPET 27 decidieron no mandar a sus hijos a clases por las agresiones a piedrazos

Estudiantes de la EPET 27 de Neuquén sufrieron agresiones con piedras por parte de un grupo de jóvenes en el barrio Sapere, lo que generó momentos de tensión y la necesidad de que los padres retiraran a sus hijos de la institución. El incidente ocurrió ayer por la tarde cuando un grupo de jóvenes comenzó […]

Estudiantes de la EPET 27 de Neuquén sufrieron agresiones con piedras por parte de un grupo de jóvenes en el barrio Sapere, lo que generó momentos de tensión y la necesidad de que los padres retiraran a sus hijos de la institución. El incidente ocurrió ayer por la tarde cuando un grupo de jóvenes comenzó a hostigar a los alumnos de la institución, que funciona provisoriamente en un edificio alquilado en la calle Chubut.

Según relató Jorge López, padre de uno de los alumnos, el ataque comenzó cuando un grupo de chicos empezó a amenazar a los estudiantes desde una plaza cercana. La situación escaló rápidamente, y algunos de los atacantes habrían mostrado un arma de fuego, lo que alarmó aún más a los alumnos y docentes. “Mi hijo me llamó porque los profesores pidieron que fuéramos a buscar a los chicos de inmediato”, comentó López.

A raíz de estos hechos, un grupo de padres decidió no enviar a sus hijos a la escuela hasta que se garantice la seguridad. López indicó que se están organizando para presentar una nota formal ante el Consejo de Educación y las autoridades municipales y policiales para exigir medidas de protección para los estudiantes.

Los agresores intentaron ingresar al colegio, pero no lo lograron gracias a la intervención de docentes y preceptores, quienes lograron cerrar el acceso principal. Al no poder entrar, los jóvenes comenzaron a lanzar piedras contra las ventanas y puertas, rompiendo vidrios y dañando la estructura.

En respuesta, el personal del colegio contactó a la policía. Sin embargo, según los testimonios de los padres, los efectivos policiales se retiraron del lugar sin garantizar la seguridad a largo plazo. “Cuando volví a buscar a mi hija, la policía ya se había ido, y los chicos seguían tirando piedras”, expresó López, molesto con la situación.

Actualmente, la EPET 27 no cuenta con un edificio propio y funciona en un espacio alquilado en la calle Chubut. Padres y docentes han reclamado en reiteradas ocasiones mayor seguridad y controles de tránsito debido a la vulnerabilidad de la zona, que se encuentra entre las calles Perito Moreno y Mitre, en cercanías de la Ruta 22.

El grupo agresor, al parecer, no pertenece a una escuela rival, sino que se trata de jóvenes del barrio que frecuentan la zona. Hasta el momento, la institución y los padres han solicitado mayor presencia policial en los horarios de entrada y salida de los alumnos.

Este tipo de incidentes ha generado gran preocupación en la comunidad educativa de Neuquén, que insiste en la necesidad de un espacio propio y seguro para la EPET 27. Los padres esperan que en las próximas semanas se puedan tomar medidas efectivas que garanticen la integridad física de los estudiantes y que permitan el normal desarrollo de las actividades escolares.

A piedrazos

La situación generó alarma entre estudiantes, docentes y padres. Dos vidrios blindex del edificio resultaron rotos en el incidente, aunque afortunadamente no se registraron heridos entre el alumnado ni el personal de la escuela.

El vicedirector de la EPET 27, Daniel Raticelli, explicó a Radio 7 que las profesoras actuaron de inmediato para cerrar el portón y proteger a los estudiantes. Al percatarse de la situación, el personal llamó a los alumnos y docentes que se encontraban en el exterior a ingresar al edificio y evitar así posibles lesiones. Mientras tanto, los agresores arrojaban piedras contra las instalaciones, causando daños materiales.

Tras el inicio de las agresiones, el equipo directivo de la escuela contactó a las autoridades educativas, entre ellas la Supervisión General y la Dirección de Educación Técnica y Media. La policía fue notificada y se presentó en el lugar para controlar la situación. Sin embargo, para cuando arribaron, los agresores ya habían regresado a una plaza cercana, desde donde habrían iniciado el ataque.

Para proteger a los estudiantes, se activaron los protocolos de seguridad de la institución. Las autoridades solicitaron a las familias que acudieran a retirar a sus hijos, organizando la salida por un sector más seguro. En los casos en que los padres no podían llegar, se coordinó con la policía local para acompañar a los estudiantes que debían utilizar el transporte público.

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