
Neuquén vive una creciente preocupación por los enfrentamientos entre bandas delictivas en barrios como Toma La Familia, donde los tiroteos y las amenazas de violencia se han vuelto una constante. La madrugada del 19 de febrero, dos bandas rivales, identificadas como Los Bustamante y Los Bin Laden, se enfrentaron a tiros, desatando el terror en la zona y causando una fuerte presencia policial en las horas posteriores.
Según las autoridades, Los Bustamante, una banda vinculada al narcotráfico en la zona de Valentina Sur, han continuado amenazando a través de grupos de WhatsApp, donde prometieron vengar el enfrentamiento. Este tipo de situaciones ha llevado a las fuerzas de seguridad a reforzar la presencia en Toma La Familia, con patrullajes exhaustivos que, en algunos casos, han provocado que el barrio parezca «militarizado». La Policía de Neuquén y Río Negro se han coordinado para prevenir nuevas confrontaciones, especialmente después de los altercados en los últimos días.
El tiroteo, que ocurrió a plena luz del día, dejó ver la gravedad de la situación. Las imágenes tomadas por los residentes y compartidas a través de las redes sociales muestran a jóvenes menores de edad armados, algunos con apenas 17 años, involucrados en el enfrentamiento. La violencia y la impunidad de las bandas resultan especialmente preocupantes cuando se toma en cuenta que estos actos se están llevando a cabo a tan solo unas cuadras de la jefatura de policía.
Uno de los aspectos más alarmantes es la presencia de menores involucrados en actividades criminales. En Toma La Familia, las imágenes muestran a jóvenes, algunos menores de edad, exhibiendo armas de fuego en las redes sociales. Este fenómeno plantea un desafío aún mayor, ya que, además de enfrentar a bandas peligrosas, las autoridades deben lidiar con el reclutamiento de jóvenes en actividades ilegales, generando un ciclo de violencia que parece imposible de romper.
Las autoridades han señalado la necesidad de implementar medidas urgentes para frenar este tipo de violencia, tanto a nivel policial como social, para evitar que más menores se vean atrapados en el narcotráfico y el crimen organizado.